quiero....

Solo quería volar y tocar el cielo con mis manos, siempre he tenido la idea de que los sueños no se encuentran aquí, si no que están aun mas allá, lejos y que solo volando, sacando los pies de la tierra se puede llegar a ellos… en el momento que están acá dejan de ser sueños y pasan a ser realidades, hermosas realidades que alguna vez imaginamos. Solo volando pudimos llegar a transformar ilusiones en verdades. Recuperando un pedazo de cielo, no ese cielo esponjoso con ángeles, puertas y un tal san pedro con las llaves… si no que ese cielo que guarda en el nuestros sueños e ilusiones… un cielo que nos guía con sus estrellas y nos ilumina con la luna y el sol ese cielo que nos atrapa. Creo que en su inmensidad están todas las respuestas, lejos de nuestra cabeza y es lo mejor, no esta bien saberlo todo, tampoco quererlo saber. No se saca nada, lo importante es crear, hacer, conocer, experimentar, comprender, no todo sino que lo importante, eso que nos haga feliz, lo que encontremos correcto… y ¿Qué es correcto? No se decirlo, es como enseñarte a diferenciar el bien del mal, cuando todo eso es tan subjetivo, es tan parte de mi que no necesito decirlo como una ley, va con migo en mi día a día, en todo. Tanto me hablo mi mamá alguna vez de leyes universales que indican lo que esta bien y lo que esta mal… me río de esas leyes y normas. Que importa que este escrito “no matar” si hay países enteros matándose entre ellos quizás con que absurdo fin O “no robar”, cuando al que llaman delincuente es justo aquel que no tiene nada, por que ya mucho antes fue robado porque otras entupidas leyes lo encontraban valido y así le siguen robando.

Que importa que este escrito tanto papel indicando lo que esta bien y lo que esta mal… si nadie respeta a nadie. Para hacer lo correcto no necesito ni leyes, ni normas, ni ir a charlas sobre la moral y las buenas costumbres, ni mucho menos escuchar el evangelio del domingo…

Para hacer lo correcto solo apoyo y respeto al otro.


domingo, 14 de agosto de 2011

Todo sigue igual… devuelta al hogar y vuelta a empezar.


Atrapado en la rutina repetitiva de la vida, esa vida que te creaste y actuaste como una marioneta que pretende ser feliz, ¿Cómo ser feliz? Tú sabes que a las marionetas las maneja una mano invisible, la felicidad también te la manejan, te la muestran en bonitas fotografías que sonríes al ver, y yo lo se, se que te gustaría estar en esa foto, justo ahí sentado bajo esa palmera, disfrutando “la libertad”. Así la marioneta baila “libre”… pero como toda marioneta, a excepción de pinocho, no tiene vida y como es un objeto inerte no se lo cuestiona y para que cuestionar, si es una marioneta feliz, tiene su casa, comida, televisor y puede salir a bailar junto con otras marionetas que sonríen.
De vez en cuando las marionetas se revelan contra la mano invisible, meten algo de bulla, pero su voz tampoco es real también viene de la mano invisible, hay manos invisibles que dejan ser por un rato a las marionetas felices, para que no noten su condición inerte. La marioneta se cuestiona este orden injusto, grita, patalea, y hace su show cultural y pacifico, pacifico porque no siente suficiente rabia, es lógico como sentir rabia, si eres algo sin vida.… la marioneta sigue siendo manejada, todo sigue igual devuelta al hogar y vuelta a empezar viviendo en su comodidad.
Hay personas que tienen es su cuerpo realidad, heridas de balas que por siglos han atravesado su piel, personas que notaron en su espalda, en sus manos, en sus pies y en su cabeza los hilos invisibles que las manejaban y hundían cada vez más en la miseria, personas que decidieron cortar esos hilos, torcer la mano invisible y prender fuego, tirar una piedra, dirigida a un solo objetivo, un objetivo que utiliza muchos disfraces, pero es uno, un sistema represor, explotador que por siglos nos ha manejado y decidido hacia donde vamos y hasta dónde llegamos. Un sistema que nos inyecta a la vena la droga que nos mantiene dormidos, porque después del caos, del hermoso caos, todo sigue igual, devuelta al hogar y vuelta a empezar con la rutina repetitiva de la vida.  
No solo la rabia y el descontento alimentan el fuego que quema a los palacios, a la realeza y a sus verdugos, lo que lo prende finalmente es la conciencia sobre una realidad, una injusta real realidad conciente que construirá después del caos y sobre las extintas cenizas de los  extintos palacios, realezas y verdugos, la libertad. 


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